domingo, 17 de octubre de 2010

El poeta maldito


Introducción

Hoy, algunos renegados hablan de poesía y del arte en general como algo que le pertenece al pasado. Otros, donde me incluyo, vemos la inmortalidad de la expresión en su máxima manifestación.

El pensamiento personal, los sentimientos, la vida que te pasa por delante de los ojos y las huellas del pasado que se escuchan al anochecer.

Los que creemos aún en la poesía somos acusados de romanticos de manera despectiva. Cuando las barreras de los muertos de alma te limitan, nos reconoceremos como lo que somos ante ellos y ante el mundo: poetas malditos.

EL POETA MALDITO

Caminando por bocas de dragones,

la tentación en busca del desastre.

Contagiosa la enfermedad oculta,

olvidados aquellos muertos con hambre.


¿Escuchaste su aullido de noche?

¿Los sacrificios de esos que no se dejan ver?

Mientras los sacerdotes se sacan las máscaras.

Mientras algunas colinas se mantienen de pie.


Se reflejan en los espejos de la eternidad.

Se oscurecen en el rótulo de la tempestad.


Los que en el refugio se hundieron,

buscan a sus madres en el pasado.

Cuando se traspapelaron se saludaron,

cuando eran tangibles se precipitaron.


Los vividores vienen de noche

buscan nombres que nunca existieron.

Miedosos comen de su carne,

valientes se rinden en desasosiegos.


Se mienten en los tribunales del placer.

Se vuelven verdad en la cárcel del ser.


Masacrados los pesimismos,

impulsados los buenos ánimos,

torturados los amiguismos,

los pasos tropiezan en ambos lados.


Piruetas durante el aire de verano,

junto a prismas de numerosos letargos.

Se abren paso los jinetes del abismo,

se enfrentan los caballeros del pasado.