lunes, 6 de junio de 2011

Abrazos nocturnos







Volví a soñar con una mujer sin rostro
o, quizá, esta vez tenía miles de rostros.
Soñé con difusos abrazos,
esos que agitan el ego hasta hacerlo pedazos.

Ya hace unos días que sueño con abrazos de la mujer sin rostro
y despierto temblando del frÍo de la realidad que amanece.
¿Será solo un suspiro nocturno con cosquilleos en el alma,
intentando trepar algunas rejas que el amor olvidó del otro lado?.

Como un niño
que sueña
con un juguete nuevo
y cuando despierta se siente desolado
ante la realidad de ausencia de lo deseado
/soñado tenido/
aún me desintegro en la mañana
queriendo volver  con ojos cerrados.

El pasado le desfiguró el rostro
como a mí me desfiguró el alma.
Y esa mujer intentaba tocar mis labios
con esas manos llenas de dulce rencor,
mientras yo deseaba una y otra vez
el congelar del tiempo en sus brazos.

Le pregunté al viejo Freud qué simbolizaban mis sueños,
se puso de espaldas suplicándome perdón y se echó a dormir.
Esa mujer me había sacado el habla y ya nadie escuchaba,
aún tiene sus manos sobre mis labios sin dejarme articularlos para hablar.

Un mañana la perdí en mis sueños.
Ya no olía  el perfume,
ya no oía el silencio en mis adentros.
Un día ella despertó,
miró a su alrededor,
y  nunca más pudo encontrarme entre sus brazos.

viernes, 3 de junio de 2011

Preguntas



¿Y qué más queda en el aire?
si las tardes ya están rojizas,
las paredes se agitan,
los oídos estallan.

¿Y qué más dolor puede haber en el alma
si los muertos ya no hablan?

¿Y qué violín se nos come la piel?
¿qué llanto ya no nos conmueve?
si tanta sangre derramada en los jardines
si tantas sonrisas robadas en los jardines

¿Te acordas de la madre que abrazaba a su hijo?
¿ Y de cómo lo tomaba con los brazos y ojos amor?
cómo le quitaron el fruto de los ojos
cómo quemaron el sentir que aún le quedaba entre tumbas.

Cuando lo sembrado es oro y tiniebla pura.
Cuando las arboledas son hojas muertas en la penumbra,
ahí recordas el trago amargo de la soledad
 y el vendaval de desastres en el alma.

Te hablo a vos mi querida compañera.
¿Cómo olvidar nuestros dulces venenos de verano,
las pálidas ideas de amor que nos brotaban
y  las manos que acariciaban el abismo que nos separaba?

¿Te acordas de esa música Celta de los sábados?
¿Y  las hojas de papel que nuestro amar escribía?
¿Y de los manteles floreados que se marchitaron al sol?
Cuando aún la vida era sonrisa,
nosotros éramos sonrisa.

Yo te recuerdo entre márgenes holgados de tiempo,
entre cadenas apretadas al ardor del alma.
Te veo en los pasillos que ya no caminas,
en  los tumultos que ya no existen en el mundo.

Que nuestro romance se ha extraviado como libros prestados,
y sin embargo , yo te vivo en cada imagen difusa de besos,
te admiro por la entrega y valentía de aquellos gritos rebeldes;
te canto sin voz alguna en la garganta.