lunes, 6 de junio de 2011

Abrazos nocturnos







Volví a soñar con una mujer sin rostro
o, quizá, esta vez tenía miles de rostros.
Soñé con difusos abrazos,
esos que agitan el ego hasta hacerlo pedazos.

Ya hace unos días que sueño con abrazos de la mujer sin rostro
y despierto temblando del frÍo de la realidad que amanece.
¿Será solo un suspiro nocturno con cosquilleos en el alma,
intentando trepar algunas rejas que el amor olvidó del otro lado?.

Como un niño
que sueña
con un juguete nuevo
y cuando despierta se siente desolado
ante la realidad de ausencia de lo deseado
/soñado tenido/
aún me desintegro en la mañana
queriendo volver  con ojos cerrados.

El pasado le desfiguró el rostro
como a mí me desfiguró el alma.
Y esa mujer intentaba tocar mis labios
con esas manos llenas de dulce rencor,
mientras yo deseaba una y otra vez
el congelar del tiempo en sus brazos.

Le pregunté al viejo Freud qué simbolizaban mis sueños,
se puso de espaldas suplicándome perdón y se echó a dormir.
Esa mujer me había sacado el habla y ya nadie escuchaba,
aún tiene sus manos sobre mis labios sin dejarme articularlos para hablar.

Un mañana la perdí en mis sueños.
Ya no olía  el perfume,
ya no oía el silencio en mis adentros.
Un día ella despertó,
miró a su alrededor,
y  nunca más pudo encontrarme entre sus brazos.

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