viernes, 21 de junio de 2013

Peldaños




1

La palidez del humo
amordaza
el devenir de la luz,
mientras la oscuridad tentaba al foragido,
al trueno callado y bastardo
de las mil una razones desencontradas.

El silencio mientras tanto asesinó al canto,
el tacto asesinó la piel
y la humedad palpitaba sin corazón,
sin bombear nada que no fuese la nada misma.

Los cuerpos tímidos se contorsionaban
al compás del desastre en ruinas del pasado.
Los rojos cometas devoraron el atardecer
y las circunferencias rompieron las cadenas del cosmos.

Criptas en el umbral de los ojos,
ritos en la conquista de las bocas,
c
  a
     í
       d
          a
            s  en la habitación fantasma
que alguna vez fue un aposento para nosotros.

2

Un peldaño más y tendría que responder
a la indiferencia de tu rostro.
Un paso más y te sobornaría con mi desgracia,
con mis fracasos,
con mis sueños anclados en los tuyos.
Un piso más y ,quizá, podría
anochecer sin un recuerdo,
sin una muerte más a la cual
prapararle el velorio
y nombrar a las tumbas
"incertidumbre".

3

No tengo aunque tuviera,
no conozco aunque conociera,
una sola lágrima arrinconada
esperando que la lloren,
temiendo que la ignoren.

No temo aunque temiera,
no creo aunque creyera,
que a lo largo del tiempo
el tormento se vulnera
y los locos de la azotea
vuelven en sí.

4

Tu instinto animal es orgásmico
y mis deducciones atrofian el éxtasis.
Tu impulsividad ahoga el silencio
y mi pensar crea olas de ausencia.
Tu piel es el hielo que quema
y mi piel es el fuego que congela.
Y así,  vos y yo nos entrecruzamos
como si no tuvieramos otra cosa que hacer en este mundo.

Fin del dolor







El dolor se sumerge, se pone en viaje.
El dolor pasa infiltrado por la aduana de la alegría.
El dolor sigue ahí, enmascarado sin que lo vean.
Al dolor lo entierran sin autopsia,
nunca se sabe si está muerto.
El dolor tiene muchos nombres,
muchos rostros,
muchos labios,
muchos ojos,
muchos sexos.

El dolor seduce a sus aficionados
que no encuentran brújula sin su presencia.
El dolor mastica el día y escupe la noche.
Es un espectro iluminado de oscuridad,
susurra en el espanto y dialoga con el placer.
El dolor es la espina dorsal de todo humanismo perdido,
es el fuego que quema aunque nadie lo sienta arder.

El dolor no es viejo, está demasiado usado ,
está cansado,
 agotado, agonizando.
El dolor se transforma en otro dolor
que resulta ser el mismo dolor pero con otro maquillaje.
El dolor causa cambios y los cambios causan dolor.
Se mete en las venas y somete al cuerpo a su incapacidad de sanar.