domingo, 18 de marzo de 2012

Difunto olvido



Un grotesco llamado agita la memoria,
tu rostro pulido de amaneceres
es el causante de tan horrible desgracia.

Se me ha muerto el olvido
y los laberintos invaden las noches,
me patean mientras duermo
y me sepulcran existencia.

Una soledad me envuelve en sus manos,
abre cerrojos en la infinita desilución
de asesinar los recuerdos,
borrarlos  de los hilos que tejieron tu nombre.

Enterrar tu nombre,
descomponerlo en sílabas y luego en letras.
Pero como te dije, se me murió el olvido
y a tus ojos me los devora el día y  la noche.

Me rindo ante la tempestad de que vuelvas,
que me coloques un tímpano en el pecho
y que te sigas riendo de mi incapacidad de olvidarte.