miércoles, 29 de julio de 2015

Crimen



La sombra espamódica de la noche,
agazapada y cautelosa,
en los torrentes sanguíneos de los árboles invernales
bloquea la muerte, el grito de la muerte silenciosa.
El césped, congelado y murmurante césped,
es testigo pero oculta el nombre
el asesino encubierto entre ladridos caninos
sueños profundos y distracciones aisladas.
Mientras muchos duermen
a algunos la pesadilla se vuelve carne
y el terror acecha la tranquilidad que nunca fue tal.
Al pibe lo mataron dijo uno,
apareció muerto dijo otro,
Las sirenas policiales
el vecindario curioso,
temeroso, confuso.
Al otro día se mira para otro lado,
esquivando lo que fue pero siempre será.
La sombra espamódica de la noche,
d

ueña del último respiro.