martes, 13 de septiembre de 2011

Otra parte del Ángel de Lucifer.

  
   Algunas cuestiones frágiles a la memoria , lo atormentaban con dulces voces ensangrentadas en soledad.
   Él no tenía ganas de escribir más. Sus palabras murieron lentamente. En un proceso cruel, las últimas letras del abecedario se despidieron de su historia.
   Se le desaparecían las musas, se le iban como el último tren que llevó sus lágrimas al final de una relación.
   La locura se le resbaló por los dedos. El amor ya le resultaba una utopía absurda.
   Sincronizo puntadas de neurosis con calditos de melancolía. Rutinaria elegancia mostraba dicha alimentación, sólo lo nutria de falsas espectativas.
¡ Que triste ! decían algunos mosquitos en voz baja.
¡ Pobre ! murmuraban algunos musgos de humedad.
Es que él ya estaba cansado, y un sábado asi no es bienvenido.
   No es digno de su edad, no es digno de sus anhelos, de sus sueños, de su silencio. Posiblemente él ya no sea digno de si mismo.
   Ya nada lo corrompía, ni la envidia, ni el miedo, ni mucho menos el amor. Pero una mancha de bronca lo paralizaba. Sentía que todo lo bueno que era, se resumía a una patética capacidad intelectual.
   Yo solo quería volver  a sentir algo, que me movilizara el cuerpo, como una electricidad de adolescente, como un susurro de adrenalina, como esos caramelos que te endulzaban el alma.
   Algunos me admiran, es por que callo. Si supieran quién realmente se esconde detras de la máscara, verían a un pobre sentimental rascando por dentro ataudes del pasado.
   ¡ No se engañen señores ! acá no hay nada. Lo que ven es solo una ilusión racional, como la mayoría que nos invaden y nosotros ingenuamente creemos que es la realidad. ¿ Qué es la realidad? posiblemente ni nosotros mismos la seamos.
   Yo,  Victor Azquerra. Él, Victor Azquerra. Zombies, tontos zombies. Uno más traumado que el otro.
Ambos, se disputan para ver quién es Victor Azquerra. Pero la respuesta parece que nadie la tiene.