sábado, 13 de noviembre de 2010

Relojes hambrientos



Para Mica.


Nosotros, los del cortejo que ayer creamos.

Vos, el sensacional mundo de mi hoy.

Yo, el titular de mis sueños clandestinos.


Complemento entre risas y llantos.

Complemento entre miedos y seguridades.

Complemento del mar, la tierra y el sol.

Viento que sopla esclavo de las tempestades.


Sobrevivimos a lo cauteloso del destino,

mientras contemplamos el pasado moribundo.

Los miedos del hoy son los monstruos del ayer.

Las balas que disparamos pegan en lo profundo.


El futuro se encierra en supocisiones,

el futuro espera hambriento,

dientes afilados,

pulmones perforados,

carne sin boleto,

miedos en el esqueleto,

risas en el pavimento.


Anarquismos en la ventana del orador.

Industrias en la puerta del testaferro.

Criaturas sangrientas en el desierto.

Los miedos son nuestro desierto,

nosotros los vampiros sedientos.


Son los versos vaivenes,

nuestras representaciones.

Son nuestros vaivenes,

entre el ayer,

el hoy y el mañana.


Somos nosotros,

queriéndonos en la aurora,

besandonos en el anochecer.

Los árboles siguen de pie



Junto a la lucha continua .

A la memoria de los caídos.


No puede haber mayor tristeza que la de la perdida de las hojas de un árbol en plena primavera.

Se marchitan las hojas. Se vuelven polvo en la mañana.

Esas ilusiones, esa lucha interminable, se mueren en la tormenta de la hipocresía.

Al galope se visualizan aquellas miradas que entre los tumultos dejan de respirar.

La flecha ardiente del dolor prematuro, arranca de las páginas del porvenir una serie de carcajadas imperfectas.

Como algunos mueren de pie, otros viven durmiendo en el letargo de pesadillas irrevocables.

El puño armado de fundamentos ignorados, la mente armada de ideales inmortales, dejan percibir el telón de aquellos lugares nunca recorridos pero siempre recordados.

Aquí lucho junto a ti, junto a todos.

Aquí muero junto a ti, junto a todos.

Aquí vivo, aquí veviré.

El viento lleva consigo la cicatriz penetrante de la bala contrariada.

En mi pecho choca punzante el plomo de mil horizontes.

Al pasar, diferencio las difusas notas musicales de la orquesta más antidemocratica. Esa orquesta se vende en el silencio, se agudiza en la luz, se potencia en las sombras.

Asesino el que dirige,asesino el violinista, el de la trompeta, el del piano y todas esas yo que se de más.

Malvivientes llenos de codicia y desesperación.

Piratas del océano de la ilusión y la justicia.

Buitres de los aires y la tierra maltratada.

No puede haber mayor tristeza que la de la perdida de las hojas de un árbol en plena primavera.

Las hojas se marchitan pero los árboles son eternos.

Las raíces continúan alimentandose de la tierra humedecida por las luchas perdidas.

Más plantas se desarrollan en el día. Más flores muestran su color. Más de nosotros olemos a polen.

Mientras uno de nosotros siga de pie, los arboles nunca serán derribados.