martes, 21 de septiembre de 2010

Desde la memoria hacia una historia


Dedicado a los profetas del querer, victimas del escepticismo de los difuntos soñadores. Les escribo estos renglones en conmemoración a su vínculo perpetuo, ensangrentado entre escombros y rituales.

Los cadaveres de aquellos que no supieron sentir y se entrecruzaron en espejos rotos, hoy han sido escuchados queriendo resuciitar.

1

Hoy destierro aquellas iluciones que se habían vuelto cenizas.

¿ Te acordas de esos momentos en el que el viento soplaba inseguridades de mediodía?

¿ Recordas entre que sueños preferias despertar cortejando ataduras del pasado?

2

Recuerdo esas noches de un no se qué.

Un escalofrío sacudía mi tranquilidad electrocutada en catarsis disparejas.

Ya no recuerdo. Ya no debo recordar.

Aquellos malos momentos que hicieron de mi una corona de espinas mas.

3

Hoy, puedo saber lo que deje en el camino y lo que recupero a cada paso.

Los laberintos de concordancias recatapultan los murmullos de medianoche.

Te encuentro en los pasillos,

te beso en los rincones.

Aquellas paredes se retruenan en miradas,

saben más de lo que dicen,

callan más de lo que no saben.

4

Esta historia se construye de a tres:

vos, yo y nuestro querer.

Esta historia ordena ejercicios,

besos, caricias y cumplidos.

Esta historia es nuestra historia.

El hoy nos condena a existir,

el existir nos condena al ser.

Seremos lo que debamos ser,

profugos del mar, de la tierra y el aire.

Libres como estrellas fugaces,

unidos como un sistema solar.

5

No tiene final, tampoco principio.

Es un acertijo que deambula,

que canta y que actua.

La obra abre su telón,

el guión nos aclama,

nos pone en escena,

nos aclama... nos aclama.

Vos y yo... los guionistas.

Vos y yo... los escritores de nuestra historia.

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