miércoles, 14 de diciembre de 2011

Con un pañuelito...

Con un pañuelito húmedo de ti,
me limpiaste el rostro
con un mecanismo danzante y mortal.

Me sacudiste los dedos con la mirada
y yo tan catatónico,
de ti respiré el último oxígeno de la tierra.

Me encantas y sin embargo te esquivo.
Originas un temblor que se ensarta
, como un aguijón hecho en el cielo,
en el pómulo izquierdo de mi desgracia.

¡Qué verdugo me ha carcomido el pecho!
Vuelves justicia el alimento
de tu voz, de tu silencio,
y a tu fervor me entrego sin vacilar.

Ya no podré ser justo sin tu sombra andante,
sin tu mirada prendida al vacío de mi vicio
en oportunidad de quererte entre los muertos,
pretendiendo que me hayas vivido.

Con un pañuelito húmedo de ti,
me limpiaste la espalda
para que no me pese la esperanza.

Tinta azul escribe la tregua
sobre el macramé de tu distancia,
sobre el pedido de viejas lágrimas.

No hay comentarios: