viernes, 13 de mayo de 2011

Post mortem

  
“A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd”
Alphonse de Lamartine 


           I

Si tras el amor
las cobijas aun están quietas,
pobre el pobre
que sigue queriendo
querer vivir.

Por detrás de la muerte
otros cuadros esconden un nuevo rostro.
Mientras el pasado
afilando sus dientes,
devora y devora sin piedad.


Pero que la muerte solo sea principio y nunca final,
porque si la sangre arde todavía,
es que de amar mucho más queda.

La sucia melancolía dueña del placer
 a atrapado  momentos lejanos,
malparidos,
huérfanos,
profanados,
como la carne que aun carcome el ser.

Si tras el amor
el agua sigue pura,
pobre el pobre
que nada le queda
pero posee el querer.

Los besos guardados en el placard
son como muertos queriendo salir.
Mientras el futuro,
limpiando sus dientes,
devora y devora sin piedad.

Pero que la vida sea el nuevo amor perdido,
porque si el sol sigue oscuro,
que las linternas azules alumbren el coral.

Por otro ataúd otro amor
vive,
con firmeza
merodea,
no parpadea,
pero que de amar seré esclavo a placer.

                         II

Entonces,
 sonríele a la tempestad,
bésale los labios al degollar de los sueños.

Solo un eco amordazado
o un vaivén de venas sangrías,
sería la envidia
de los sin gloria,
de los sin muerte.

Entonces,
 acaricia el manto de la soledad
tomando esas copas de roja ginebra.

Miéntele al primer idiota que se te cruce,
sin ganas de ganas,
sin fé de demandas,
pero con un cartel en la espalda
que dice: “ yo soy”.

Entonces,
engaña a la condena de ser tú mismo,
créele al saber que nunca tendrás.

El revivir de los cantares es repetitivo,
si mueres otra sombra vendrá
golpeándote  la puerta,
dejándote pasar,
suspirando el último tú.

Entonces,
déjate amar y ama sin cesar,
porque el que no siente jamás
poco y nada de muerte le queda.

                         III

Castas del amor en el cinturón de la muerte,
al amanecer de los poetas me he sumergido.
Sin un barrilete de tinta que escriba el horizonte,
busco desiertos en el mar
del amar
sin estribos.

Las sombras del ayer deambulan en el olvido,
que otras luces beban de la cólera de mi sentir.
Es que ya no soy el que alguna vez ha vivido,
es que ahora vivo muriendo sentir.

Con afán,
sin preámbulos,
que sea el ser de la nada
que la nada espera vivir
con ojos de amor inmortal.

No hay comentarios: