Me veo recostado, huntado entre escombros. El llamado desde lejos aturde mis oidos, mi mente se contrae.
La mente divulga sobre imagenes del pasado. Imagino un presente insatisfactorio.
Es este el veneno que no queria volver a probar, pero menos mal que lo probe. Me quema, me desangra, me ata al deseo infrahumano.
La automutilación desgarra mi carne. El querer perfora cicatrices aún sangrias. Es que te tome, bebi de tu cólera, de tu insatisfacción, de tu inseguridad.
Bebí de ti, te saboree hasta el último rincon de tu piel dulce y mortal. Desee la carne de tus labios que es fuego puro en mi boca.
! Gracias por esos besos ¡
Deseo ese hervir de nuestros cuerpos, muero por esa sensación. De todas maneras muero, hoy sin vos, mañana sin mi y viceversa.
Catapulto las iluciones mientras el dragon de las cinco cabezas expulsa su ego por las narices y me habla susurrandome a lo lejos sobre lo que quise, pero no pude.
Yo vacaciono por caminos nublados, con sujetos con hachas listos para decapitar almas. Mi alma esta en la lista negra. Le soy pendiente a la muerte. Ella me llama, suplica mi presencia. Te pide permiso para entrar, para ser un huesped en el hotel de nuestra eternidad. Tú no le permites la entrada, le pides un arancel. !Eres tacaña¡ , !codiciosa!, quieres sacar provecho de mi agonía; de ser carcelero entre tus rejas de interrogación.
Gracias por ser tacaña, egoista y perversa. Sin eso no serias nadie. Sin eso no serias mi veneno. Sin eso no serias el mal que ha matado mis pueblos enteros.
Te adoro por eso, te exclamo entre mis sombras, te oculto bajo mi luz.
No existe ni el cielo ni el infierno, solo existe la tierra. Tú eres la tierra.
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