lunes, 10 de enero de 2011

Y había una vez ...



Y había una vez un domingo muy triste...

Es ese día que las historias no cuentan.

Es ese olvido que vale recordar,

es el mural con historias escritas,

es el auge de las sensaciones lejanas.

Y había una vez un domingo muy triste...

Es ese día, el último domingo del año.

El llanto se hizo aliado del calor,

cruzo tempestades sentimentales,

nado ríos de iluciones

y se durmió en la noche de verano.

El dolor es el protagonista

y la incertudumbre es el sirviente de presente.

Las lagrimas son consejos deliberantes

y las sonrisas son las mandadas a cadena perpetua.

Y había una vez un domingo...

Cotidiano, riguroso, catártico.

El día mostraba su cielo despejado,

pero el alma mostraba el cielo nublado,

con hambre de tormenta y desiluciones al pasar.

La compañia desaparece a lo cerca,

el teléfono da su última palabra.

Ya no hay más llantos pero tampoco alegría.

Es el día más triste... es un día más.

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