martes, 26 de julio de 2011

Ficción

Y este vacío esta lleno.

   Las hojas estaban vacias. Intenté escribir algunas palabras aisladas sin mucho sentido. Nada las unía, salvo su locura inspiradora.
   La extrañeza de sensaciones que pense perdidas, revoloteaban por mi habitación. Esa acumulación de nostalgias, tan veneno y antidoto al mismo tiempo, me cautivaban estrangulando un corazón ya débil.

   Volviste, como una ráfaga inesperada. Y tan rápido te volviste a ir, nos fuimos nuevamente.

En las frías madrugadas,
los sonidos prófugos de la nada,
distraían lo que era
mostrando lo que fué.

Volviste buscando una respuesta
pero tus preguntas estaban perdidas,
hace algún tiempo,
en días de morbosa insatisfacción.

Y recordé, esos besos tuyos.
Y recordé, esa fragancia de Frida Kahlo.
Tus manos en el rocío del cuerpo
y mis ojos entragados a los tuyos.

Porque nunca nos alejamos
más de lo que se aleja el agua de la orilla.
Es que lo que queda, quedó;
lo que fuimos, somos.

   Escribi versos. Entre esos fantasmas de mi vida y esos laberintos de la tuya; aun había de donde amarrarse.
   Te recuerdo como un recuerdo. Dejaste la angustia y la alegría de lo posible. Le mostraste una hermosa sonrisa a la oscuridad.
   Porque creo que la vida es una novela de género fantastico. Esa es la literatura realista, la que representa las situaciones tal cuales son.
   Y yo, un simple lobo estepario, y vos, una majestuosa águila libre.
   Gracias y hasta siempre.

1 comentario:

victoria yuyo anabela dijo...

"Dejaste la angustia y la alegría de lo posible. Le mostraste una hermosa sonrisa a la oscuridad" hermosas palabras!