jueves, 17 de enero de 2013

Conciliación de los sueños








  Soñó  que era un pedazo de grafito perdido en un lugar sin paredes que lo rodearan. Reiteradas veces soñó que no podía escribir palabras libremente aunque quisiera , porque el grafito se acaba, su acto tiene un principio y un fin. Su existencia radica en el acto de gastarse a cada línea que traza, por ende, su tiempo de vida era limitado y no podía mal gastar su vida en simples palabras.
    Al no tener paredes aquel lugar del sueño, el único lugar para escribir era el suelo de cemento gris como el pavimento. Cuando estaba dispuesto a trazar algo sobre el suelo, él, el soñador, se despertaba bruscamente con una sensación de terror que le circulaba por las venas.

   Un día se despertó sudoso, dolorido y cansado. Las sábanas de la cama estaban manchadas de un color gris. Todo hacía suponer que no le quedaba mucho tiempo.

   Pasaron días, tal vez meses, hasta que por fin el lapsus del sueño se extendió posibilitando dibujar sobre el suelo de aquel lugar . Se movió cuidadosamente , era un contorcionista aprovechando cada parte, cada centímetro de su cuerpo. Dibujó, con su propio cuerpo que era de grafito,  un rostro de mujer. Trazó cada detalle de ese rostro como un artista exquisito. Los labios hermosos,  ojos marrones eternos, las pestañas como ramas que salían del mejor de los árboles, el cabello cometa celestial enrulado. Todo. Con paciencia y con dedicación apasionada.

   Con el último de los movimientos, con el último de los suspiros, con el último detalle del rostro; el grafito se terminó y él nunca volvió a despertar.


   Ella sí despertó. Se levantó de la cama y dio algunos pasos hasta llegar al escritorio. Tomó un lápiz y escribió un nombre en la pared de su cuarto,  el nombre del artista que la dibujó en su sueño.


( El dibujo de las manos es de Miguel Ángel Aranda )

1 comentario:

Matias Berrondo dijo...

Excelente relato!!
Quién sabe si nosotros mismos no hacemos más que escribir nombres arrancados a un sueño, sin saber de dónde provienen.

Me gustó mucho. Muy sugerente e inquietante.

Te dejo un saludo!