jueves, 3 de enero de 2013

Rieles 2







Entré y me senté a esperar. En la espera encontraba la sanación a esas calles húmedas porteñas cubiertas de soledades andantes. Me senté a esperar. Me senté en una silla de uno de esos bares que decoraban la Avenida  Corrientes.

   El bar, que ya no recuerdo el nombre aunque quizá nunca lo supe, tenía en sus paredes fotografías blanco y negro de viejos ferrocarriles. Posiblemente las fotografías daten de principios del siglo XX. La relación de los ferrocarriles con la estructura del bar llamó mi atención,  las columnas que sostenían el techo del lugar eran vigas similares a las que se encuentran en las estaciones de trenes antiguas.
    Le pedí al mozo un café mientras me ponía a observar por la vidriera del bar cómo la lluvia con suma delicadeza mojaba los cuerpos viajeros de las personas. La lluvia purificaba el asfalto indeleble a las almas vagabundas. Todas las almas danzantes son vagabundas en selvas de desesperación y apuro, de inseguridades y desconfianzas. Yo sólo esperaba algo que posiblemente no vendría nunca o no exista más allá que en mis anhelos personales.
    Una señora  que comía un rico filete en una de las mesas pegadas a la vidriera,  se levantó con gran pasividad y caminó hasta el fondo del bar. Su destino era claro: el baño, lugar de abstracción.
   Sabía que la espera retorcía mis pensamientos y los colocaba en un lugar de asimilación. La asimilación me llevaba a un lugar de fatídicos recuerdos, de dolores irreconciliables con el placer, de momentos que rezan por la muerte de la memoria para que todo se convierta en olvido.
   Habían pasado quince minutos y la señora no volvía, me preocupó como si no tuviera otras cosas de qué preocuparme. Pero la situación era más compleja que esa, ya eran cuatro las personas que se levantaron de sus asientos para ir al baño y no volvieron. Uno se podría imaginar varias cosas pero desde la lógica no había correlato alguno entre esas personas. Uno de los que no volvía era, desde mi interpretación, el novio de una muchacha que estaba allí sentada esperando el retorno de su pareja. Me pregunto si ella también estaría esperando algo más como yo lo hacia y, quizá, su novio no tenía que esperar más de lo que lo hizo. En la cara de la muchacha distinguí lágrimas, llegaría su turno antes que el mio.
   Los empleados del bar también tuvieron su espera y la urgencia los hizo ir al baño, ninguno de ellos volvió como los demás ocho clientes que había en el bar. Quedábamos solamente dos personas: la muchacha y yo. Ella me miró con ojos penetrantes y tristes,  no quería irse porque una vez que uno se va, nunca más vuelve. Pero cuánto uno ha dejado en el camino me pregunto yo. No sé para qué me lo pregunto si ya no es tiempo de pregunta alguna, ni de respuestas, ni de nada.
   Ella, la muchacha ,se levantó con delicadeza delicosa y empezó a dirigirse al baño con movimientos de encanto femenino. En ese trayecto me lanzó una mirada cómplice. Ella no sabía por qué esperó tanto, ni qué habría más allá pero se encaminó a descubrirlo casi sin otra posibilidad.
   Me quedé solo en el bar, ya nadie entraba y tampoco salía. Eran las ocho de la noche cuando me dispuse a levantarme. Agarré mi portafolio, le dejé la plata al mozo arriba de la mesa con el vuelto como propina y caminé hasta el baño. La espera había llegado a su fin, pero yo no era alguien que viva de las resoluciones sino de la intriga. No soy alguien que busca la sorpresa sino alguien que adormece con la resistencia. Posiblemente el miedo sea el único absoluto en el mundo y la espera el único camino para intentar superarlo. No lo sé, posiblemente nunca lo sepa. Quizá los que entraron al baño lo sepan o quién sabe capaz no.
   Me detuve, volteé hacia la puerta de salida del bar y bruscamente salí a que la lluvia me mojara el alma una vez más. La estación de ferrocarril estaba a unas cuantas cuadras que tranquilamente pude hacer caminando e irme a casa a seguir esperando.

3 comentarios:

PILAR dijo...

Pase a saludarte,pasear un poco por tu blog y desearte feliz año!!!!

PILAR dijo...

Pase a dar una vuelta por aqui y desarte feliz año!!!!

PILAR dijo...

Que bien se está por aquí !!!, vine a dar un paseo y desearte feliz año nuevo. Un abrazo, "nos vemos"