viernes, 13 de noviembre de 2009

Carta 1


Haz echo que duerma en mantas olvidadas
y que susurre en ti cada una de mis miradas.
Duermeme en corazones crucificados
y en partenones destrozados.

Antes que me durmiera en tus brazos
lograste alimentar el ultimo de los latigazos,
de fuego y escombros,

de amores y de odios.

Dormiré en amistades perversas,
en engaños baratos,

pero nunca más despertare
en maquillajes de sentimientos francos.

Tú, martirio de mis noches, clavos de mi cruz,

nunca más despertaras en mis brazos,

nunca más volveras a ser tú.

Puedes comprender la irregularidad de estos versos,
son la marca exacta de tu fiel monumento.
Ahora otra hada de sueños ha aparecido,
diferente a ti en todo sentido.

Ella me arranca pesadiillas,
me tortura asperezas.

Ella me duerme en colapsos,
en marchitas tristezas.

Ella no sabe que existe,
no sabe que existiré

quiza nunca lo sepa,
quiza nunca lo sabré.

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